Aquí os traigo otra comida o más bien postre de nuestra novela «El Ocho». Fue tan sublime la cena que preparó Harry para sus comensales que no pude resistirme a preparar ese colofón de postre digno de tan suculenta cena. Os hablo del strudel, según he podido informarme este postre es tradicional de la cocina austriaca y del sur de Alemania cuyos orígenes podrían remontarse a antiguas recetas de las cocinas bizantina, armenia o turca.
Consiste en un rollo de masa muy fina, tal que los maestros pasteleros dicen que ha de poder leerse el periódico a través de ella. Este va relleno de una compota de manzanas, pasas, canela y algunas veces hasta nueces o almendras. Se suele servir templado y con azúcar glass por encima. Podemos acompañarlo de helado o nata montada, aunque para los más exigentes podemos ponerle una salsa caliente de vainilla, como unas natillas muy claritas.
Yo he utilizado la pasta filo como base y las manzanas reineta para que de ese toque ácido de esta variedad. Un consejillo, cuidado con la masa filo, que no se os seque pues se os romperá y al poner el relleno en la masa ojo que no esté caliente, de lo contrario también se romperá. El resultado merece la pena, la masa queda crujiente y no se hace pesado. Os pondré la receta para que también os animéis a prepararlo.
Una respuesta a “Un dulce digno de mencionar y de comer.”