Blog · relatos · reseña de libros

Duras pero deliciosas.

 

He aquí donde vuelvo de nuevo a la novela La cena Secreta de Javier Sierra.

En estos momentos nuestro protagonista está junto al hermano Alessandro que tanto lo ayudó. Este, apenas intercambiaba unas cuantas palabras con los demás hermanos aunque cuando pisaba la biblioteca, su verdadero sitio, perdía toda rigidez y su lengua se desataba como si el resto del tiempo hubiera permanecido dentro de una jaula «Nunca lo vio probar bocado, aunque cada jornada le traía agua, unas pastas de trigo prietas como cantos rodados ( una especialidad de fray Guglielmo que hurtaba a escondidas para él), y hasta le abastecía de aceite limpio para la lámpara cada vez que esta amenazaba con extinguirse…»

Y así en esta situación donde unas cuantas pastas pueden llegar a ser una gran comida a falta de otras viandas haremos las nuestras, pero no serán unas cualquieras sino un gran tentempié reconstituyente donde si aun nos queda parte de la mermelada de melocotón que preparamos anteriormente será nuestro gran colofón para estas pastas deliciosas.

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