Hola a tod@s aquí os traigo de la novela «Jesús me quiere» esta recetilla.
Quienes habéis leído mi anterior artículo habréis visto que nada habla de esto pero sí de que los protagonistas se van a pasar una agradable velada a un restaurante italiano donde piden para cenar una pizza (si le pincháis os llevará a la recetilla). Pues bien, como ya os puse tiempo atrás la receta de cómo preparar una pizza no iba a repetir así que después de mi último recorrido por Italia tuve la ocasión de probar tan delicioso manjar y he visto que este era el momento perfecto para enseñaroslo.
Os cuento un poquillo, la pinsa nació antes que la pizza, esta tiene una masa mucho más digerible por los tipos de harinas (trigo, soja y arroz) y su larga fermentación. Se le dá forma ovalada y queda crujiente por fuera y blandita por dentro.
Para los que me conocéis un poco ya sabéis que lo de las fermentaciones largas me desquicia un poco pero como siempre, el resultado merece la pena. Es tal que horneada con aceite de oliva y sal es fabulosa.
Otra cosa más, esta receta lleva días de reposo, así pues, planear con mucho tiempo cuando queréis comerla.
Dificultad: Media (el amasado si no tenéis algún robot de cocina que os facilite la labor ya que es un poco tedioso)
Ingredientes:
- 650 gr. de harina de fuerza de trigo.
- 30 gr de harina de arroz.
- 20 gr. de harina de soja (yo no tuve la suerte de encontrarla, y la sustituí por 30 gr. harina de garbanzo que esa parece ser más corriente encontrarla)
- 400 ml. de agua MUY FRÍA (esto es muy importante).
- 3 gr. de levadura seca de panadería.
- 10 gr. de sal.
- 10 gr. de aceite de oliva.
Mezclar en un bol todas las harinas junto con la levadura seca.
Verter 300 ml. de agua y amasar con una amasadora a velocidad 1 durante un par de minutos. Pasado ese tiempo pasar a una velocidad más (2) y continuar amasando por unos 10-12 minutos.
Agregar la sal y continuar amasando otros 5 minutos más.
Añadir el aceite y amasar durante otros 5 minutos.
Finalmente incorporar el resto del agua y amasar durante 10 minutos más.
En este momento dejaremos la masa reposar en el mismo sitio donde está y cada 10 minutos amasaremos un total de 3 veces (esto lo haremos para que aumente la absorción del agua y tenga mayor consistencia). Es decir, amasamos unas cuantas vueltas, reposamos 10 minutos, pasados estos volvemos a darle otras cuantas vueltas y dejaremos de nuevo reposar otros 10 minutos, así un total de 3 veces (30 minutos).
Después de estas ventilaciones, nuestra masa será compacta, seca y permanecerá unida (si no es así continúa amasando hasta llegar a ese punto, esto dependerá mucho de la calidad de las harinas y el grado de absorción).
Colocamos nuestra masa en un recipiente amplio y lo metemos en la nevera un mínimo de 35 horas y un máximo de 150 horas. Yo la dejé 3 días.
Pasado este tiempo, sacamos la masa, la cortamos en dos y formamos dos bolas y las dejamos reposar durante 3 horas en la nevera.
Ponemos a precalentar el horno a 250º. Extenderemos la masa en una bandeja de horno donde previamente habremos cubierto con papel de hornear. Ahora va en gustos, si os apetece más gruesa o más delgada, regaremos con aceite de oliva y un poco de sal y metemos en el horno abajo del todo que toque con el fondo del horno, (esto hará que la base quede crujiente), durante 10 minutos.
Sacamos de nuevo nuestra pinsa y ahora pondremos los ingredientes que nos gusten, yo en este caso puse mozzarella, chorizo y jamón cocido y un poco de albahaca. Lo llevamos de nuevo al horno y dejaremos unos 5 minutos más.
IMPORTANTE: ¡¡ID VIGILANDO DE VEZ EN CUANDO, CADA HORNO ES UN MUNDO!!, en cuanto la veáis doradita ya la podéis sacar.
Y eso sí, a comer recién salida del horno ya que fría pierde mucho.