Y aquí la receta que os comenté en la reseña de la novela La isla de Alice.
Como ya os dije son unas deliciosas galletas, pero son un poco delicadas a la hora de trabajar con la masa (además de fuerza, ya veréis porqué) y el mismo día son ideales para comerla ya que según pasan los días pierden ese interior blandito y se quedan parecen pastitas. De sabor no cambian, están igual de buenas, pero habiéndolas probado el primer día, después hechas en faltas ese interior mullidito.
Estas delicias llevan ese nombre porque a medida que se van horneando se craquelan y forman esas grietas que luego quedan tan vistosas.
Una cosa a tener en cuenta, es que son unas galletas que llevan muchas horas de reposo, lo ideal es de un día para otro, así que tenéis que preverlo con antelación.
Dificultad: Difícil (no es que sean difíciles, pero hay que tener muy controlado la temperatura del horno, de lo contrario perderemos ese interior blandito, y a la hora de realizar las bolitas hay que hacerlo rápido para que no pierda frío).
¡¡¡Vamos a por ello!!!
Ingredientes:
- 250 gr. de chocolate de repostería.
- 100 gr. de azúcar.
- 60 gr. de mantequilla (nunca margarina).
- 200 gr. de harina de repostería.
- 2 huevos.
- 1 cucharadita de postre de azúcar avainillado (o una cucharadita de café de esencia de vainilla).
- 1 cucharadita de café de levadura en polvo tipo Royal.
- 1 pellizco de sal (NO más) .
- Azúcar glas mínimo unos 150 gr. ya que más vale que sobre a que nos quedemos cortos).
Empezamos derritiendo al baño maría el chocolate junto con la mantequilla cortada a trocitos. Una vez derretido lo dejamos templar.
Mientras batimos con unas varillas eléctricas los huevos junto con el azúcar y el azúcar avainillado (o la esencia), durante unos minutos hasta que tome un color amarillo clarito y se quede cremoso. A continuación, le añadimos el chocolate derretido y mezclamos bien con movimientos envolventes para que no baje mucho la mezcla.
Ahora tamizamos la harina junto con la levadura y la sal y se lo vamos incorporando a la mezcla de huevo y chocolate, uniéndolo muy bien hasta que todos los ingredientes queden integrados.
Tapar el bol con un papel film y llevar a la nevera. Dejarlo reposar mínimo 3 horas, pero si puede ser toda la noche mucho mejor.
Ponemos el horno a precalentar a 180º.
Transcurrido el tiempo veréis que se ha quedado la masa como una piedra, no asustarse (yo me asusté), esto es normal, tiene que estar así. Ponemos en un plato el azúcar glas.
Con ayuda de unas cucharas soperas (o si tenéis un saca-bolas de helado), vamos rascando masa (de aquí la fuerza de la que os hablaba antes, pues está muy duro) hasta formar bolitas (esto lo tendréis que hacer con las manos, como cuando éramos pequeños y jugábamos con plastilina), las rebozaremos muy muy bien en azúcar glas sin que se vea nada de masa. Esta operación hay que hacerla rápida para que la masa no se caliente, si veis que tardáis un poco (algo muy normal teniendo en cuenta lo durísima que está la masa) id metiéndolas según las vais haciendo, en la nevera, así cuando tengáis las suficientes para llenar la bandeja directamente las sacáis, colocáis y al horno. Las ponemos en una bandeja de horno cubierta con papel de horno. Dejar espacio entre ellas ya que cuando se hornean se expanden y crecen un poco.
Horneamos durante 12 minutos y las dejamos reposar un poco antes de ponerlas en una rejilla para que se enfríen completamente.
Entre tanda y tanda podéis ir haciendo bolitas las cuales las tenéis que meter directamente a la nevera para que no se caliente la masa, de lo contrario no se craquelan.