Hola de nuevo a tod@s!!! cuantas ganas tenía ya de volver a contaros mis lecturas, pero las cosas se me acumulan y por desgracia no tengo tiempo para leer todo lo que quisiera y como consecuencia, no puedo escribir nada, ni hacer ninguna recetilla (que también se agradece aunque no sean muy de dieta pero si de capricho y eso siempre tenemos que darnos alguno).
Aquí os traigo esta novela divertida y amena ( algo que yo necesito en estos días), de la autora Jenny Colgan. Ya comenté varios libros suyos, y es que lo que he leído de ella me gusta por lo entretenida y lo bien que me lo hace pasar, además trae un extra al final de sus libros, y son recetas para que te animes a realizarlas en casa. De este que deciros, que me ha costado mucho elegir solamente una y no descarto, que no sea alguna más, y es que ¿quién se puede resistir al chocolate?
La historia comienza con nuestra protagonista, Anna, de 30 años y de profesión probadora en una fábrica de chocolate, así es como ella misma se presenta. Su vida transcurre como una chica normal con una vida normal, hasta un accidente en la fábrica le hace replantearse todo, incluido su trabajo.
Y aquí está Anna sintiéndose la persona más desgraciada del planeta, pero en la vida hay personas que llegan a tu vida cuando tienen que llegar, ni antes ni después y de ello tienes que aprender. Y así de la manera más loca, una antigua profesora suya de francés, le encuentra trabajo en París, algo sin pretensiones pero muy en su línea, en una tienda de un viejo conocido que fabrica chocolate gourmet, de ese que aún se realiza a mano cada paso y que descubres cuando te llevas un trozo a la boca y este te dibuja un cuadro de sensaciones dentro. Y es entonces cuando te das cuenta que lo que antes has comido con el nombre de chocolate, tiene que ser otra cosa pues en nada se parece aquello.
Así es como Anna se pone a trabajar en aquella chocolatería de París, allí conoce a personas que le harán disfrutar del oficio, que la sacarán de quicio, pero todo eso merecerá la pena. Y es que uno siempre está en el lugar que tiene que estar, da igual lo que hagamos porque siempre estaremos en el sitio que nos corresponde en ese preciso momento.
Si si, leísteis bien, seguro que muchos de vosotros habéis puesto cara de asquito, otros de sorpresa, y otros de qué ricos. Yo la primera vez que oí hablar de ellos mi cara fue un poco de las tres, y es que no me era muy corriente por aquel entonces relacionar el aceite con el chocolate. En este caso los realizaré con aceite puro de avellanas. Hace unos años hice mis pinitos con los aceites de frutos secos y ellos me llevó a experimentar también. Si no encontráis un buen aceite de avellanas (ojo!! que sea de consumo alimentario, los que encontramos en droguerías no es apto para tomarlo.) también os valdrá un buen aceite de oliva virgen. Puede que con algún otro aceite vegetal resulten igual de buenos, el de pistacho también es excelente, pero el de almendras y nuez son demasiados suaves de sabor, y la potencia del chocolate hace que apenas se aprecie.
El libro que comenté para realizar esta receta es el de«Las Brujas»de Roald Dahl. Y como ya dije…Bombones mortales….de lo ricos que están.
Vamos a la faena!!
Dificultad:Difícil ( pero no tenéis que tener reparo a preparar estas recetas más complicadas, hay que ponerse manos a la obra, si no lo intentáis no sabéis cuán de difícil o fácil os puede resultar. Yo os tengo que decir que a mí más que difícil me resulta muy laborioso, pero respetando tiempos, medidas y temperaturas, la repostería es así, seguro que os salen) .
Ingredientes:
500 gr. de chocolate negro mínimo un 32% de cacao.
250 gr. de chocolate negro rallado mínimo 32% de cacao.
250 gr. de chocolate con leche.
100 gr. de aceite de avellana.
Termómetro de cocina para medir la temperatura del chocolate.
Molde para bombones.
Lo primero de todo es atemperar el chocolate. Este paso es el más importante, si no lo realizamos bien, o simplemente nos lo saltamos, nuestros bombones no tendrán brillo ni cristaliza por lo tanto no se endurecerá.
Ponemos al baño maría los 500 gr. de chocolate negro para que se funda, hasta alcanzar una temperatura de 40º.
Una vez llegados a dicha temperatura vertemos en el bol donde previamente tendremos el chocolate rallado. Mezclamos bien y con una batidora de mano batimos hasta integrar completamente y baje a una temperatura de 30º. Este será el momento para empezar a usar nuestro chocolate.
Rellenamos nuestros moldes, y una vez llenos lo volcamos (sobre un papel de horno o una fuente para poder aprovechar este chocolate) con movimientos circulares. Lo que pretendemos es que se nos quede una cobertura para luego rellenarlos. Metemos estos moldes en la nevera y los dejamos media hora.
El bol de chocolate fundido que nos sobró lo pondremos en un recipiente con agua templada para mantener la temperatura (CUIDADO!! no puede entrarle agua).
En otro bol fundimos el chocolate con leche al baño maría, una vez fundido añadimos el aceite y removemos bien. Para facilitar la tarea, vertemos esta mezcla en una manga pastelera, la guardamos un poco en la nevera para que se enfríe un poco (pero con cuidado de no pasarnos de tiempo pues de lo contrario se solidifica).
Sacamos nuestros moldes de la nevera, nuestro chocolate ya estará duro. Es entonces cuando rellenamos lo huecos con la mezcla de la manga, pero si llegar a llenar hasta arriba.
Volvemos a llevarlo a la nevera y lo dejamos mínimo 2 horas.
Sacamos los moldes (el relleno tiene que estar duro) y terminamos de rellenar con el chocolate negro del principio. Volvemos a meter los moldes en la nevera mínimo 1 hora, si es más no pasa nada.
Y aquí os traigo un buen postre, esta receta de galletas de la novela «Limón, canela y chocolate» que de seguro repetiréis más de una vez porque son muy fáciles de preparar. Tienen un olor espectacular y son ideales hacerlas pequeñitas para poder ponerlas como acompañamiento para tomar un café o un té.
Esta receta es de Nigella Lawson, cocinera, presentadora de televisión y periodista británica, seguramente muchos de vosotros ya la conocéis.
Dificultad: Fácil (que no os dé miedo, pesar muy bien todos los ingredientes y seguir la receta, no tiene más complicación, bueno si, lo complicado será comerse solo una XD)
¡¡¡Pues vamos a la faena!!!
Ingredientes:
250 gr. de mantequilla a temperatura ambiente.
125 gr. de azúcar.
30 gr. de cacao en polvo sin azúcar.
300 gr. de harina de trigo.
5 gr. de levadura tipo Royal.
Antes de nada, ponemos a precalentar el horno a 180º.
En un recipiente hondo mezclamos la mantequilla con el azúcar. Yo usé unas varillas eléctricas para ir más rápido, aunque a mano también podéis hacerlo. Batimos hasta blanquear (blanquear es batir el azúcar y la mantequilla hasta que cambie a un color amarillo muy clarito y adquiera una textura esponjosa). Si os olvidasteis de sacar la mantequilla de la nevera y está muy dura, una manera de atemperarla es rallarla, claro está que te pringas de mantequilla las manos, pero estamos cocinado, son gajes del oficio.
Tamizamos el cacao sobre la mezcla de mantequilla y azúcar y mezclamos bien hasta integrar por completo. Hacemos lo mismo con la harina y la levadura, pero en varias tandas, no de golpe, y entre una y otra integraremos bien hasta añadir más cantidad.
La masa os tiene que quedar totalmente manejable con las manos, no se tiene que pegar, (en el caso de que se os pegue en las manos añadirle poco a poco harina hasta que ya no se pegue. Pero si habéis medido bien las cantidades eso no debería de pasar).
Cubrimos dos bandejas de horno con papel sulfurizado (papel especial para horno) y colocamos en ellas pequeñas bolitas de masa procurando que sean de igual tamaño para que se hagan todas por igual. (dejar espacio entre unas y otras pues crecen un poquito al hornearlas). Las aplastamos ligeramente con un tenedor y cocemos en el horno a 180º durante 13 minutos.
Retiramos del horno y las dejamos reposar sobre la misma bandeja hasta que se enfríen. (No las toquéis ni las cambiéis de sitio mientras están calientes, ya que salen súper blandas y se desharán. Cuando se enfrían cogen la textura perfecta).
Para los amantes del chocolate es realmente todo un placer este postre ya que el interior queda un chocolate derretido espectacular.
Dificultad: Media (no es que sea difícil hacerlos es solamente batir muy bien los huevos para incorporarles mucho aire y de esa forma luego sujete los trozos de chocolate en el interior. Y sobre todo pendientes del horneado)
Ingredientes:
100 gr. de chocolate negro (mínimo un 70% de cacao)
2 huevos 35 gr. de mantequilla.
35 gr. de azúcar moreno.
25 gr. de harina.
1 sobre de azúcar avainillado.
trocitos de chocolate para el interior.
Moldes individuales.
Precalentamos el horno a 220º.
Fundimos el chocolate y la mantequilla al baño maría.
Batimos los huevos hasta obtener espuma, añadimos el azúcar y el azúcar avainillado.
Añadimos el chocolate fundido, mezclamos bien y a continuación incorporamos la harina tamizada por tandas y mezclamos despacio.
Untamos los moldes individuales con mantequilla y los espolvoreamos con harina.
Seguidamente rellenamos un tercio de los moldes, colocamos un trocito de chocolate (aproximadamente un cuadrito de la tableta cortado en 2 trocitos). Procurar que quede bien en el centro en cada molde, y finalmente acabamos de rellenar con la masa restante.
Horneamos entre 8 a 10 minutos.
Según nos apunta el autor de esta receta, los gâteau deben quedar hechos por fuera y liquido por dentro. Se sirven templados.
Se pueden acompañar con un helado de naranja como recomiendan en la novela.
Y para presentarlos podéis espolvorearles azúcar glass. Yo me decanté por unas lascas de caramelo, pero lo podéis decorar como más os guste.
Pues aquí os traigo esta delicia de tarta del libro de Matilda, que como ya os comenté aproveché la ocasión de la realización de esta tarta con motivo de mi cumpleaños, y tengo que decir que aunque era bien grande, desapareció rapidito.
Dificultad: Difícil (me cuesta ser objetiva en las recetas pues prácticamente todas las considero no demasiado difíciles pero amigos me han dicho que esta en concreto si lo es así pues… De todas formas os animo a realizarla que el resultado merece la pena)
Vamos a la cocina!!
Ingredientes:
Para el bizcocho:
(Yo la hice con dos bizcochos, así pues si queréis que os salga igual de gordota tendréis que multiplicar los ingredientes por dos, si por el contrario queréis que sea más finita, tan solo tendréis que hacer un bizcocho y cuando esté horneado y frío cortarlo por la mitad para luego rellenarlo.)
180 gr de chocolate en tableta con un mínimo de un 70% de cacao.
180 gr. de azúcar blanco.
180 gr. de mantequilla. (A temperatura ambiente)
7 Huevos. (A temperatura ambiente)
110 gr. de harina para repostería.
60 gr. de harina de almendras.
Mermelada de albaricoque.
Para el almíbar:
(La auténtica tarta Sacher no se baña con almíbar pero yo creo que queda más rica y que al llevar dos bizcochos le viene muy bien)
200 ml. de agua.
150 gr. de azúcar.
2 cucharadas de confitura de albaricoque.
Para la cobertura (glaseado) de chocolate:
(Esta cobertura la podéis hacer con días de antelación. De hecho se conserva muy bien en el congelador y cuando queráis usarla tan solo tendréis que sacarla con tiempo y luego calentarla al microondas.)
Termómetro de cocina.
120 ml. de nata liquida con un mínimo de 35% de materia grasa.
180 gr. de azúcar.
145 ml. de agua mineral.
60 gr. de cacao en polvo puro sin azúcar.
6 gr. de hojas de gelatina.
Lo primero vamos con el bizcocho, ponemos el horno a precalentar a 180º.
Ponemos al baño maría el chocolate troceado, y cuando esté casi derretido añadir la mantequilla a punto de pomada (O sea muy blandita). Dejamos templar. Reservamos.
Separamos en dos boles las claras de las yemas.
Por un lado batimos con unas varillas eléctricas las yemas con la mitad del azúcar hasta que nos quede una mezcla cremosa y de un color amarillo muy clarito.
En otro bol batimos las claras con unas varillas eléctricas, cuando estén casi a punto de merengue, añadir el resto del azúcar y batir hasta que quede firme.
Incorporamos a la mezcla de las yemas, el chocolate fundido y mezclamos hasta que quede una crema homogénea.
A continuación vamos incorporando poco a poco las claras batidas con movimientos envolventes (para evitar quitarle el aire que le hemos metido).
Por último añadimos la harina de almendras mezclando suavemente y la harina, esta previamente tamizada sobre la mezcla.
Con paciencia y con una espátula vamos mezclando con movimientos envolventes hasta que se integre toda la harina. Con delicadeza para que no se baje el volumen de la masa.
Vertemos la masa en nuestro molde (previamente le habremos manchado con mantequilla todo el molde y añadido un poco de harina que con unos golpecitos nos ayudamos a que se entienda por todo el molde, de esta manera no se pegara luego el bizcocho a la hora de desmoldarlo. También podéis forrarlo con papel de horno) y metemos en el horno a 180º durante 30 a 35 minutos. Para saber si ya está nuestro bizcocho, lo pinchamos con un palillo por el centro y si sale limpio es que ya esta, en el caso de que salga manchado tendremos que dejarlo unos minutos más.
Mientras se hace nuestro bizcocho preparamos el almibar, solo tenéis que poner en un cazo el agua y el azúcar, cuando empiece a hervir lo retiramos del fuego y añadimos las cucharadas de confitura de albaricoque, removemos bien y reservamos.
Para la corbertura, ponemos en un cazo la nata, el azúcar y el agua, movemos con unas varillas y lo llevamos a ebullición.
En ese momento añadimos el cacao en polvo y movemos bien con las varillas. Cocemos a fuego medio hasta alcanzar los 103º, removiendo constantemente para que no se pegue.
Cuando alcance la temperatura lo pasamos a un bol limpio y lo dejamos templar hasta los 60º. En ese momento añadimos la gelatina escurrida (previamente la pondremos en remojo en agua fría) y mezclamos bien hasta que se incorpore por completo.
Lo dejamos que baje hasta los 30º para poder bañar nuestra tarta.
Pasado el tiempo de horneado de nuestro bizcocho y ya frio cortamos la parte abombada de arriba para dejarlo lo más recto posible. Le damos la vuelta ya que la base estará más lisa y bonita.
Con la ayuda de un pincel humedecemos los bizcochos ( en el caso de haber hecho dos. Si no es así cortareis el bizcocho por la mitad lo más recto posible y humedecemos las dos partes igualmente) con el almibar. Cubrimos una de las capas con mermelada, la cantidad va al gusto de cada uno.
Colocamos la otra mitad encima y ponemos la tarta sobre una rejilla. Dejamos que se asiente un poco y cubrimos con el glaseado de chocolate.
Yo le puse unos frutos secos por los bordes pues me dio la sensación de simplona y ya véis como quedó. Vosotros la podéis decorar al gusto.
Una de las historias de Matilda en el cole, fue cuando la señorita Trunchbull en medio del salón llamó a Bruce Bogtrotter, este era un chico de once años y regordete, el niño se acercó a un paso lento. Cuando hubo estado a la altura de la directora esta empezó a señalarle con el dedo llamándole timador, ladrón, criminal, pirata…. y un sinfín de insultos que no paraban de salir de su boca. Estaba furiosa, más que furiosa, alguien fue a la cocina del colegio y se atrevió a probar su suculenta tarta de chocolate que habían preparado para su desayuno, y lo peor de todo es que la cocinera vio quien había sido. Bogtrotter palideció.
La directora en cambio parecía calmarse, sospechosamente calmada. Hizo llamar a la cocinera la cual trajo por orden de la señorita Trunchbull, una súper tarta, esta tendría entre cuarenta y cincuenta centímetros de diámetro y estaba cubierta de chocolate glaseado. Trunchbull, ordenó al chico que se sentara en una silla delante de la tarta y que no se fuera ni el ni nadie hasta que no se hubiera comido todo aquel pastel.
Fue increíble, todos los niños animando a Bogtrotter y la directora cada vez más y más roja…..
Así que después de esta suculenta aventura y con motivo de mi cumple, preparé una riquísima tarta de chocolate (un día es un día), bañada con un glaseado espejo de chocolate negro. Ya os pondré la receta con dicha tarta para que os animéis a prepararla, y el motivo especial puede ser cualquiera, un día es un día.
Y de esa aventura del libro «El último Catón», que ni Indiana Jones tiene tanto entramado, os traigo un bizcocho que bien podría ser el que se está comiendo nuestra hermana Ottavia Salina tranquilamente en el desayuno, hasta que es interrumpida por el capitán Glauser-Röist, y a causa de esto, engulle cómo puede el trozo de bizcocho que tiene en la boca con trago de café.
Los demás mortales no tenemos esos problemas, por lo menos no del tipo de que tu desayuno sea interrumpido por un guardia suizo del mismísimo Vaticano. Así pues tenemos la gran suerte de poder disfrutar nuestro bizcocho tranquilamente.
Dificultad: Media (ya que tenéis que tener cuidado a la hora de mezclar los ingredientes para que no baje la mezcla)
Y a por ello vamos.
Ingredientes:
250 gr de harina de repostería.
200 gr. azúcar.
5 huevos tamaño L a temperatura ambiente.
120 ml. de leche entera a temperatura ambiente.
150 gr. de chocolate negro para postres.
50 gr. de mantequilla.
8 gr. levadura Royal.
1 cucharadita pequeña de sal.
esencia de vainilla.
Ponemos en una cazuela agua a calentar y cuando empiece a hervir pondremos un cuenco encima con el chocolate troceado y la mantequilla para que se derrita todo. Apagamos el fuego.
Forramos un molde grande con papel de horno o también con un poco de mantequilla todo bien impregnado y añadimos un poco de harina, golpearemos el molde por fuera para que se extienda bien por todas partes.
Separamos las claras de las yemas. En un bol pondremos las clara con la sal y batimos bien con unas varillas eléctricas, cuando estén a medias de montar añadiremos la mitad del azúcar y seguiremos batiendo hasta que coja una consistencia muy firme. Reservamos.
En otro bol ponemos las yemas junto con la leche, el resto del azúcar y la esencia de vainilla. Batimos con unas varillas eléctricas hasta que espumen.
Mezclamos la levadura con la harina y tamizamos. Esto lo incorporaremos a la mezcla de yemas poco a poco y mezclando a mano para procurar no quitar mucho aire a nuestra mezcla.
Incorpora poco a poco la claras a punto de nieve a nuestra mezcla, hazlo poco a poco para no quitar el aire que le hemos introducido al batirlas.
Separa la masa en dos boles, a una añadiremos el chocolate y la mantequilla bien mezclados, hasta que se integre por completo en la masa.
Vierte las mezclas del bizcocho alternándolas, tú eliges. Yo las puse mitad y mitad más o menos.
Introduce en el horno precalentado a 180º durante unos 40 a 50 minutos dependiendo del horno. Yo lo horneé durante 40 minutos. No obstante id comprobando pinchando con un palito largo el bizcocho hasta que este salga completamente limpio.
Desmolda cuando aún esté caliente y deja enfriar sobre una rejilla para que la base no se quede húmeda.
Aquí tenemos estas deliciosasmagdalenas de nuestra novela «Delicioso». Como ya os dije anteriormente, estos bollitos dorados son una auténtica delicia. Este dulce es tradicional en España y en Francia. De acuerdo a una versión del nombre de la magdalena, se debe a una joven criada llamada Madeleine Paulmier, que elaboró estos pastelitos para el destronado rey de Polonia Estanislao I . Otras fuentes remontan a los peregrinajes a Santiago de Compostela, dónde una chica llamada Magdalena les servía a los peregrinos unos bollitos en forma de concha, símbolo del peregrinaje. Así pues, ya sabiendo un poquito de su historia comencemos a elaborar esta delicia.
Dificultad: Fácil (solo es la mezcla de los ingredientes) Ingredientes: (sacar los ingredientes 15 minutos antes de la elaboración)
100 gr. de aceite.
200 gr. de azúcar.
200 gr. de harina normal.
3 huevos (talla L)
1/2 sobre de levadura Royal.
50 ml. de leche entera.
Un pellizco de sal.
Ralladura de un limón
El zumo de un limón.
Precalentamos el horno a 220º arriba y abajo. En bol batimos los huevos con unas varillas Añadimos poco a poco el azúcar mientras seguimos batiendo. Toca el turno del aceite, lo vertemos despacio para ir incorporándolo con el resto. Seguimos el mismo proceso con la leche, el zumo de limón, luego la harina, la levadura (estas dos previamente tamizadas), la pizca de sal y finalmente la ralladura de limón. Metemos la mezcla en la nevera como unas 10 minutos. Llenamos los moldes, bajamos el horno a 200º y horneamos durante 13 a 15 minutos. A mí con estas cantidades me salieron unas 16 magdalenas, todo ya depende de lo grande o pequeño que sea vuestro molde. Estas son normales, pero les podéis añadir un poco de chocolate a la masa ,o un poco de vainilla en lugar de limón, o como yo hice una vez relleno los moldes les puse un bombón de chocolate. Eso os lo dejo a vuestro gusto. IMPORTANTE– No abrir el horno mientras se estén horneando, pues bajará la temperatura y no subirán.
Aquí os traigo esta receta del libro «Cinco cuartos de naranja». Los Crepes son de origen francés bretón. Es muy sencilla de hacer y en este caso yo la hice dulce, aquí podéis dar rienda suelta a vuestra imaginación y la mezcla la podéis aromatizar por ejemplo con vainilla. También tenéis opciones de hacer las crepes saladas, aquí si os apetece podréis añadir a la mezcla especias para darle otro toque y rellenarlas de queso con jamón, carne picada a la boloñesa…
Dificultad: Media ( aquí tenéis que tener paciencia a la hora de voltearlas y de que no salgan demasiado gruesas ni demasiado finas)
Vamos a por ello.!!
Ingredientes:
125 gr. de harina.
2 huevos.
1/4 de leche.
50 gr. de mantequilla (derretida).
Una cucharadita de mantequilla para untar en la sartén.
5 gr. de azúcar.
1 pizca de sal.
También las podemos hacer para celiacos o para personas que no les sienta muy bien el trigo. Sustituiremos la harina de trigo por una de arroz o de maíz.
Aquí os dejo las cantidades.
1 huevo
100 gr. de harina de arroz.
150 ml. de leche (o de leche de soja)
1 cucharadita de aceite.
1 pizca de sal.
y mantequilla para hacer los crepes
Mezclamos todos los ingredientes muy bien con una batidora pues no tiene que quedar ningún grumo, en el caso que nos quede algún grumito, lo pasaremos por un colador.
Es aconsejable dejar la masa reposar en la nevera al menos media hora, aunque también podemos utilizarla en el momento.
Una vez reposada la mezcla, movemos un poco con una cuchara, debe tener una textura a una crema liquida, en el caso que os quede demasiado densa ponerle un poquito de leche. Ponemos una sartén antiadherente previamente (engrasada con un poco de mantequilla) al fuego, (asegurar que sea una sartén buena pues con la que yo las realicé no lo era y os aseguro que es un auténtico martirio y te pone los nervios a flor de piel.)
Cuando esté muy caliente añadimos un poco de masa y movemos la sartén girando para que la masa se extienda. Cuando los bordes empiecen a dorarse le daremos la vuelta. Normalmente la primera crepe se suele desechar porque tiene un exceso de grasa. Las próximas ya no tendréis que poner mantequilla.
Se hacen muy rápido. Según las vais haciendo ponerlas una encima de la otra pues no se pegan, y taparlas con aluminio para que no se enfríen. Estas también así tapadas las podéis conservar en la nevera por un par de días, luego se pueden calentar una vez rellenas o consumirlas en frío.
Pues una vez realizadas ya solo queda rellenarlas, yo extendí por toda la crepe crema de chocolate y le puse trocitos de fresa de cosecha propia, (estas fresitas me salieron chiquitinas pero con mucho sabor). Dobláis la crêpe en dos y esta a su vez otra vez por la mitad. También las podéis enrollar.
Aquí tenemos el mousse de chocolate de la novela«El Café de los Pequeños Milagros»y que viene fantástico para hacer un parón en nuestra ajetreada vida. Se hacen en un momento pero eso sí, luego hay que tener paciencia para que se enfríen y vayan cogiendo consistencia. Vamos a por ello!!
Dificultad:Media (en este caso hay que tener cuidado cuando mezclemos las yemas con el chocolate y luego a la hora de mezclar las claras para no bajarlas)
Ingredientes:
175 gr. de chocolate negro.
30 gr. de mantequilla.
4 huevos.
80 gr. de azúcar.
Deshacemos el chocolate y la mantequilla al baño maría removiendo con cuidado.
Una vez deshecho todo añadimos el azúcar, mezclamos bien, lo sacamos del baño maría y dejamos templar.
Separamos las claras de las yemas e incorporamos estas a la mezcla que ya estará templada (cuidado de no poner las yemas a la mezcla aún caliente pues estas se podrían cuajar y ya no serviría) y batimos con unas varillas.
Por otro lado con una batidora eléctrica de varillas, montamos las claras a punto de nieve.
Incorporamos en pequeñas porciones a la mezcla anterior de chocolate, muy suavemente con movimientos envolventes para no quitarle el aire que le pusimos al montarlas. Así iremos mezclando las dos elaboraciones.
Una vez ya lo tenemos todo bien mezclado lo repetiremos en recipientes individuales y lo metemos en la nevera durante al menos 1-2horas.