Y con esta trama enrevesada de nuestra novela La isla de Alice, damos pie a un momento en concreto.
Alice se encuentra en casa, como hace todas las noches pasa largas horas mirando sus «peceras», esta noche la cosa está muy tranquila y sin mayor notoriedad, así pues decide abandonar su puesto de vigilancia, «… así es como se siente ella, como si fuera un centinela oteando las líneas enemigas…» hasta que vio entrar a John en la oficina de recepción del Inn. Llevaba una humeante taza de chocolate y unas cuantas galletas. La chispa saltó en Alice cuando le oyó cerrar la puerta con llave, «…quizás por fin descubriría que era eso que hacía cuando se encerraba en la oficina a solas.
Y así con esa incertidumbre os dejo para que os animéis un poco a leer esta novela, y mientras tanto, entre página y página, nada mejor que hacerlo en compañía de unas galletitas como nos cuentan que lleva John cuando se encierra en la oficina.
En esta ocasión preparé unas galletas crinkles de chocolate (es mi dulce pasión), su aspecto es espectacular al igual que su sabor y olor. Son fáciles pero delicadas a la hora de elaborarlas. Tiene un pero, tendréis que consumirlas en un plazo máximo de 2-3 días siendo sin lugar a dudas el mismo día de la elaboración cuando mejor están, dado que es una galletita que se queda crujiente por fuera y blandita por dentro y eso según van pasando los días lo va perdiendo, aunque están igual de buenas.
Ya sabéis, el viernes os paso la receta para que os animéis hacerlas en el fin de semana.