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Duras pero deliciosas.

 

He aquí donde vuelvo de nuevo a la novela La cena Secreta de Javier Sierra.

En estos momentos nuestro protagonista está junto al hermano Alessandro que tanto lo ayudó. Este, apenas intercambiaba unas cuantas palabras con los demás hermanos aunque cuando pisaba la biblioteca, su verdadero sitio, perdía toda rigidez y su lengua se desataba como si el resto del tiempo hubiera permanecido dentro de una jaula «Nunca lo vio probar bocado, aunque cada jornada le traía agua, unas pastas de trigo prietas como cantos rodados ( una especialidad de fray Guglielmo que hurtaba a escondidas para él), y hasta le abastecía de aceite limpio para la lámpara cada vez que esta amenazaba con extinguirse…»

Y así en esta situación donde unas cuantas pastas pueden llegar a ser una gran comida a falta de otras viandas haremos las nuestras, pero no serán unas cualquieras sino un gran tentempié reconstituyente donde si aun nos queda parte de la mermelada de melocotón que preparamos anteriormente será nuestro gran colofón para estas pastas deliciosas.

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Pestiños

De la novela de Javier Sierra La cena secreta, os traigo este dulce de miel que, aunque en el libro nos pone que son restos de la navidad, aquí los pestiños los solemos hacer más en Semana Santa, aunque dependiendo de la zona de España también los podemos encontrar en navidades. Esa vez nos saltaremos un poco la tradición y los prepararemos hoy con la excusa de nuestra novela.

Es un dulce muy humilde y por consiguiente barato y sin ingredientes difíciles, como tampoco es difícil su elaboración.

Tengo que deciros que la foto no es mía sino del periódico ABC de Sevilla, mis fotos se me han perdido y evidentemente ya no queda rastro de los pestiños en mi casa para volver a repetir las fotos.

Vamos a la cocina!!

Dificultad: Media (es más bien por el entretenimiento que llevan que por otra cosa).

Ingredientes:

  • 125 ml. de aceite de oliva suave.
  • cáscara de medio limón.
  • 125 ml. de vino blanco verdejo
  • 2 pellizcos de sal.
  • 365 gr. de harina tamizada.
  • 150 gr. de miel
  • 30 gr. de agua.
  • Aceite de girasol para freír.

Poner en un cazo el aceite de oliva y la corteza de limón.

Lo ponemos a fuego suave hasta que la corteza se vuelva marrón. Retiramos del fuego y reservamos.

En un bol ponemos el vino, dos pellizcos de sal y el aceite de oliva templado que teníamos reservado.

Añadimos la mitad de la harina tamizada hasta integrarla por completo. Luego añadimos la otra mitad y procedemos de la misma forma.

Amasamos bien y dejamos reposar durante una hora.

Pasado ese tiempo volvemos amasar y estiramos con un rodillo lo más finamente posible y cortamos con un cortapastas.

En centro de cada circulo lo pintamos muy poquito con agua, doblamos los lados hacia el centro volviendo a mojar muy poquito con agua y presionando para formar de esta manera un «lazo».

Freír en abundante aceite. Sacamos y dejamos escurrir en papel de cocina para quitar el exceso de aceite.

En un cazo ponemos la miel junto con el agua y lo llevamos al fuego suave hasta que empiece a burbujear. Retiramos del fuego.

Pasamos por esta mezcla nuestros pestiños dejándolos un par de minutos para que se empapen bien.

Los pasamos a una rejilla para que escurran.

Y a degustar este riquísimo postre.

 

 

 

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Nada tan dulce como la miel.

Continuamos con la novela de Javier Sierra, La cena secreta. 

Y os pongo en situación. Nos encontramos en la iglesia de Santa María delle Grazie, Milán, allí se encuentran reunidos todos los hermanos en el claustro de los muertos en torno a cuerpo del hermano bibliotecario el cual apareció muerto en unas extrañas circunstancias.

Todo se desarrolla rápido, pues se teme que su cuerpo empiece a descomponerse y por esa razón deciden inhumarlo en la mayor brevedad posible.

La ceremonia fue rápida, dio la sensación de que los hermanos tenían prisa por ir a cenar antes de que oscureciera.

De hecho «…los frailes murmuraban sobre el arroz con legumbres que los esperaba o los pastelitos de miel que aun sobraban de navidad».

Y quedándonos solo con la parte dulce del relato, voy a realizar esos pastelitos de miel que están para chuparse los dedos, aunque con la vuelta de los días de calor y asueto, hemos de volver a la vida un poco más sana, pero sana es la miel y un poquito de dulce con moderación no hace daño a nadie.

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La Cena Secreta.

Aquí os traigo previo a mi viaje por Italia, una de las novelas que tenía que leer antes de pisar Milán he ir a deleitarme la vista con el Cenáculo de Santa Maria delle Grazie, y como no, estoy hablando de la Última Cena de Leonardo da Vinci. Una obra que pese haber sido destrozada la parte baja de la pintura por los mismos monjes para abrir una puerta aún queda mucho de ese esplendor que por desgracia y dadas las condiciones donde fue pintada y una serie de pormenores, poco a poco vamos quedándonos sin esa maravilla.
La novela en cuestión es de uno de mis escritores favoritos que cuanto más leo de él más fascinada quedo, pues no es solo una novela al uso sino de una serie de trabajo de investigación fabulosa que nos transmite de una manera sencilla y embriagadora. Este escritor es Javier Sierra y la novela «La Cena Secreta». Es que gracias a su lectura ahora miraré esa obra de arte desde otro punto de vista pues la parte técnica no me parece tan embaucadora aunque no deja de ser también interesante. Con escritores como él, que tratan el arte desde ese otro punto hace que la gente que no tenemos «adiestrada» la vista, podamos empaparnos de esa belleza oculta que por desgracia muchas veces nos pasa desapercibida.
La historia comienza en Yabal al-Tarif, a pocos pasos del gran Nilo, es en este inhóspito lugar donde da comienzo una historia que cambió la vida de nuestro protagonista y narrador.
Agustín Leyre, predicador y hermano de la Secretaria de Claves de los Estados pontificios, oficial del Santo Oficio, teólogo y un inquisidor de la Orden de Santo Domingo, lo envían en secreto a Milán a petición del Papa Alejandro VI. Su tarea será descifrar el acertijo, donde un tal llamado el Agorero involucra a Leonardo da Vinci de herejía y piensa que esos pensamientos los ha podido llegar a plasmar en su obra maestra La Última Cena que se encuentra en el cenáculo de la iglesia Santa María delle grazie en Milán
Hasta allí se desplaza el padre Leyre donde por una serie de circunstancias se ve obligado a pedir asilo en la mismísima iglesia de Santa María delle Grazie, quizás, después de todo puede que haya tenido un golpe de suerte y estar en el mismo sitio de donde parten ciertas habladurías sea más fácil desenmascarar Al Agorero.
Y poco más os puedo contar para no desvelar los misterios que se descubren de esta obra tan espectacular, solamente deciros que si ya tenía ganas de ir son ahora mucho más fuertes en ver en persona semejante obra.

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Algo muy chic para nuestro viaje a El fuego invisible.

Así son nuestros personajes de nuestra novela El Fuego Invisible, saben dónde ir a cenar para desconectar de tanta información acumulada de golpe y en un solo día.
A ninguno parece que el bolsillo sea un impedimento para disfrutar de lo que en ese momento les apetezca.
Nuestra historiadora nos lleva a cenar a un sitio que no todos podemos permitirnos (más bien solo unos pocos al leer la descripción de dicho restaurante) «…un lugar que habría pasado inadvertido………su fachada estaba cubierta por una cristalera oscura, sin distintivos ni señales, su única entrada se reducía a una puerta blindada sin marcas……el interior, un elegante local iluminado con luces tenues…..suaves acordes del mítico Take the A Train de Duke Ellington sonaban desde todas partes. Un climatizador levemente perfumado refrescaba la estancia….» vamos lo que ella llama «….un secret club con acceso restringido a socios».
Y así, con este marco, se disponen a cenar unos baos de gamba y wakame entre otras cosas. Y esa será la receta que sacaremos de aquí.
Unos panecillos bao. Busqué por todos los supermercados para ver si podía comprar ya hecha la masa pero no tuve éxito, así que los realicé desde el principio.
El resultado fue muy bueno y aunque con mi vaporera fue un poco caótico al final el resultado fue satisfactorio.
Los guan bao ; cuyo término bao hacen referencia a la forma de cocinarlos que es al vapor; son unos bocadillos de origen taiwanés, de sabor neutro que potencian el sabor de los ingredientes de su interior. Muy esponjoso y tierno. Son ideales para meriendas o bien como aperitivo. Los puedes rellenar de lo que más te guste pues acepta todo tipo de relleno.
Yo los rellené de gamba, wakame y un extra de semillas de sésamo que creo que le va fantástico. La única pega que tienen son los tiempos de fermentación que hay que respetarlos y eso puede llegar a impacientarnos un poco. Si os sobran se pueden envolver bien y aguantan un par de días antes que se pongan duros. Y ya que estáis metidos en faena también una vez hechos se pueden congelar y sacar 2 horas antes de usarlos.
Próximo día os pongo la receta para que os aventuréis en esta elaboración.

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El Fuego Invisible.

Que puedo contaros de este libro, el autor Javier Sierra, me encanta, ha sido premio planeta 2017. Los temas de sus libros me parecen interesantes, intrigantes… libros para pensar una vez leídos y como él dice al final de esta novela, «que el lector emprenda su búsqueda ahora que ya sabe de su existencia».

Aquí te adentras en un fantástico viaje que no te suelta hasta el final. Sin cortes, sin pausas, sin distracciones que te haga salir del camino que emprendiste paginas atrás.

En este recorrido que hacemos de mano de sus páginas, nos lleva por Madrid, Barcelona, Valencia, remotas iglesias de pirineo…. descubriremos sitios, que desde el momento en que terminé el libro, os aseguro que no volveré a ver de la misma manera. Estos espacios serán desde ahora para mí, lugares que mirar con más detenimiento.

David Salas nuestro protagonista, va a Madrid a pasar las vacaciones, unas vacaciones que no resultarán según lo previsto. Con Victoria Goodman una vieja amiga de su familia y su joven ayudante, una historiadora del arte, lo adentrarán en un viaje de algo más que mencionado y escrito a través de los años, el mito del  Grial. Dónde está? quien lo bautizó con ese nombre por el que ahora lo conocemos? Pero lo más importante, ¿qué es? todos sabemos lo que han hecho público a cerca de ello, pero y si investigamos más a fondo, que nos podemos encontrar?

Este será un trayecto que desencadenará, un pasado dormido, lugares desapercibidos hoy día, pero que encierran algo más que simples pinturas, sencillos grabados. Lecturas sin palabras, pero que se puede leer tanto.

Una trama llena de intrigas que nos hará pensar.

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