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Bombones mortales.

Bueno, aquí el título lo podemos tomar por ambas partes, mortales de buenos y mortales de catastrófico. 

Y así son, las dos cosas. Seguimos con el libro «Las Brujas», una lectura como ya os comenté anteriormente, amena y muy entretenida, ya sea para mayores como para los más peques.

Os pongo en situación….

Estamos en el salón del hotel, allí se está celebrando la gran reunión anual de las brujas, donde no puede ser de otra manera preside la Gran Bruja, la cual con tan solo la mirada puede fulminarte en segundos.

En esta ocasión está muy disgustada ya que considera que hay demasiados niños, y esto es consecuencia de que las brujas de menor rango no han realizado bien su trabajo, eliminar a todos los infantes.

Así pues les ofrece hacer una fórmula magistral que ella misma ha realizado con unos grandes resultados.  Propone a todas que compren confiterías y en ellas fabriquen bombones y caramelos para dar a los niños. Pero no harán estos dulces «normales» sino que en cada uno de ellos pondrán una gota de la magistral fórmula, un preparado que hace que al comerlo estos, pasadas unas horas se conviertan en ratones.  Todas y cada una de ellas harán su inauguración el mismo día invitando a todos los niños. 

Pero claro, de todo esto se está enterando Luke, nuestro protagonista, el cual por una mala fortuna se encuentra escondido en el mismo salón donde se está celebrando la convención.

¿Logrará evitar tal desastre?…

Nosotros por el momento nos vamos a quedar con esos bombones «mortales», pero esta vez serán mortales de lo deliciosos que están.

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Las Brujas.

Dado que ya los más peques de la casa están de vacaciones, vamos a por un libro para ellos, es entretenido y ameno a la vez. Fantástico para estos días en los que hace tanto calor que no se puede estar en la calle. Les permitirá poner en marcha algo que algunos mayores perdieron, la fantasía. Y aunque es un libro para los peques eso no resta para que los que dejamos de ser  pequeños también lo leamos y pongamos de nuevo en marcha nuestro lado de niñ@ que nunca debemos perder. 

El libro de hoy es Las Brujas, del autor Roald Dahl. Ya hablé en otra ocasión de otro libro suyo, Matilda. En este su imaginación vuela como en cada libro suyo y nos lleva a un mundo donde las brujas están camufladas por todas partes,»… ya que visten ropa normal, tienen un aspecto de mujeres normales. Viven en casas normales y hacen trabajos normales, por eso son tan difíciles de atrapar….» de eso sabe mucho la abuela de Luke, una anciana  noruega que en sus tiempos mozos se dedicaba a perseguirlas.

Una trágica circunstancia hace que Luke de 7 años, se vaya a vivir con ella. Un momento tan malo que para intentar olvidar su tristeza, ella se pone a contarle grandes historias, todas ellas fascinantes pero la más atrayente de todas es las de las brujas.

Así es como la abuela previene a su nieto para que esté muy muy atento a las señales que ella le cuenta para que las brujas no se lo lleven. Le cuenta que las brujas son calvas cual bola de bolos y por eso llevan pelucas las cuales hace que les pique mucho la cabeza, que no tienen dedos en sus pies, además que estos son cuadrados, sus manos son en realidad como zarpas que tienen que ocultar llevando permanentemente guantes, sus ojos son de un color lila y los orificios de sus narices son más grandes de lo normal, esto hace que puedan oler a los niños a varias manzanas, ya que estos a su vez, para ellas desprenden un olor de caca de perro.

Todo esto parece quedar un poco en el aire aun teniendo ciertos encuentros singulares, hasta que deciden irse unos días de vacaciones a un gran hotel, cuál será la gran sorpresa de que allí se va a celebrar una reunión, la gran reunión anual de brujas….

Saldrán todos tal cual entraron…?

 

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Tarta Sacher.

Pues aquí os traigo esta delicia de tarta del libro de Matilda, que como ya os comenté aproveché la ocasión de la realización de esta tarta con motivo de mi cumpleaños, y tengo que decir que aunque era bien grande, desapareció rapidito.


Dificultad: Difícil (me cuesta ser objetiva en las recetas pues prácticamente todas las considero no demasiado difíciles pero amigos me han dicho que esta en concreto si lo es así pues… De todas formas os animo a realizarla que el resultado merece la pena)

Vamos a la cocina!!

Ingredientes: 

Para el bizcocho:

(Yo la hice con dos bizcochos, así pues si queréis que os salga igual de gordota tendréis que multiplicar los ingredientes por dos, si por el contrario queréis que sea más finita, tan solo tendréis que hacer un bizcocho y cuando esté horneado y frío cortarlo por la mitad para luego rellenarlo.) 

  • 180 gr de chocolate en tableta con un mínimo de un 70% de cacao.
  • 180 gr. de azúcar blanco.
  • 180 gr. de mantequilla. (A temperatura ambiente)
  • 7 Huevos. (A temperatura ambiente)
  • 110 gr. de harina para repostería.
  • 60 gr. de harina de almendras.
  • Mermelada de albaricoque.

Para el almíbar: 

(La auténtica tarta Sacher no se baña con almíbar pero yo creo que queda más rica y que al llevar dos bizcochos le viene muy bien)

  • 200 ml. de agua.
  • 150 gr. de azúcar.
  • 2 cucharadas de confitura de albaricoque.

Para la cobertura (glaseado) de chocolate:

(Esta cobertura la podéis hacer con días de antelación. De hecho se conserva muy bien en el congelador y cuando queráis usarla tan solo tendréis que sacarla con tiempo y luego calentarla al microondas.)

  • Termómetro de cocina.
  • 120 ml. de nata liquida con un mínimo de 35% de materia grasa.
  • 180 gr. de azúcar.
  • 145 ml. de agua mineral.
  • 60 gr. de cacao en polvo puro sin azúcar.
  • 6 gr. de hojas de gelatina.

 

Lo primero vamos con el bizcocho, ponemos el horno a precalentar a 180º.

Ponemos al baño maría el chocolate troceado, y cuando esté casi derretido añadir la mantequilla a punto de pomada (O sea muy blandita). Dejamos templarReservamos.

Separamos en dos boles las claras de las yemas.

Por un lado batimos con unas varillas eléctricas las yemas con la mitad del azúcar hasta que nos quede una mezcla cremosa y de un color amarillo muy clarito.

 En otro bol batimos las claras con unas varillas eléctricas, cuando estén casi a punto de merengue, añadir el resto del azúcar y batir hasta que quede firme.

Incorporamos a la mezcla de las yemas, el chocolate fundido y mezclamos hasta que quede una crema homogénea.

A continuación vamos incorporando poco a poco las claras batidas con movimientos envolventes (para evitar quitarle el aire que le hemos metido).

Por último añadimos la harina de almendras mezclando suavemente y la harina, esta previamente tamizada sobre la mezcla.

Con paciencia y con una espátula vamos mezclando con movimientos envolventes hasta que se integre toda la harina. Con delicadeza para que no se baje el volumen de la masa.

Vertemos la masa en nuestro molde (previamente le habremos manchado con mantequilla todo el molde y añadido un poco de harina que con unos golpecitos nos ayudamos a que se entienda por todo el molde, de esta manera no se pegara luego el bizcocho a la hora de desmoldarlo. También podéis forrarlo con papel de horno) y metemos en el horno a 180º durante 30 a 35 minutos. Para saber si ya está nuestro bizcocho, lo pinchamos con un palillo por el centro y si sale limpio es que ya esta, en el caso de que salga manchado tendremos que dejarlo unos minutos más.

Mientras se hace nuestro bizcocho preparamos el almibar, solo tenéis que poner en un cazo el agua y el azúcar, cuando empiece a hervir lo retiramos del fuego y añadimos las cucharadas de confitura de albaricoque, removemos bien y reservamos.

Para la corbertura, ponemos en un cazo la nata, el azúcar y el agua, movemos con unas varillas y lo llevamos a ebullición.

En ese momento añadimos el cacao en polvo y movemos bien con las varillas. Cocemos a fuego medio hasta alcanzar los 103º, removiendo constantemente  para que no se pegue.

Cuando alcance la temperatura lo pasamos a un bol limpio y lo dejamos templar hasta los 60º. En ese momento añadimos la gelatina escurrida (previamente la pondremos en remojo en agua fría) y mezclamos bien hasta que se incorpore por completo.

Lo dejamos que baje hasta los 30º para poder bañar nuestra tarta.

Pasado el tiempo de horneado de nuestro bizcocho y ya frio cortamos la parte abombada de arriba para dejarlo lo más recto posible. Le damos la vuelta ya que la base estará más lisa y bonita. 

Con la ayuda de un pincel  humedecemos los bizcochos ( en el caso de haber hecho dos. Si no es así cortareis el bizcocho por la mitad lo más recto posible y humedecemos las dos partes igualmente) con el almibar. Cubrimos una de las capas con mermelada, la cantidad va al gusto de cada uno.

Colocamos la otra mitad encima y ponemos la tarta sobre una rejilla. Dejamos que se asiente un poco y cubrimos con el glaseado de chocolate. 

Yo le puse unos frutos secos por los bordes pues me dio la sensación de simplona y ya véis como quedó. Vosotros la podéis decorar al gusto. 

Y a disfrutarla que está de miedo!!!!!!!!.

Tarta de chocolate. Sacher.
Tarta Sacher

 

 

 

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La tarta.

Una de las historias de Matilda en el cole, fue cuando la señorita Trunchbull en medio del salón llamó a Bruce Bogtrotter, este era un chico de once años y regordete, el niño se acercó a un paso lento. Cuando hubo estado a la altura de la directora esta empezó a señalarle con el dedo llamándole timador, ladrón, criminal, pirata…. y un sinfín de insultos que no paraban de salir de su boca. Estaba furiosa, más que furiosa, alguien fue a la cocina del colegio y se atrevió a probar su suculenta tarta de chocolate que habían preparado para su desayuno, y lo peor de todo es que  la cocinera vio quien había sido. Bogtrotter palideció.

La directora en cambio parecía calmarse, sospechosamente calmada. Hizo llamar a la cocinera la cual trajo por orden de la señorita Trunchbull, una súper tarta, esta  tendría entre cuarenta y cincuenta centímetros de diámetro y estaba cubierta de chocolate glaseado. Trunchbull, ordenó al chico que se sentara en una silla delante de la tarta y que no se fuera ni el ni nadie hasta que no se hubiera comido todo aquel pastel.

Fue increíble, todos los niños animando a  Bogtrotter y la directora cada vez más y más roja…..

Así que después de esta suculenta aventura y con motivo de mi cumple, preparé una riquísima  tarta de chocolate (un día es un día), bañada con un glaseado espejo de chocolate negro. Ya os pondré la receta con dicha tarta para que os animéis a prepararla, y el motivo especial puede ser cualquiera, un día es un día.

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Matilda.

Hoy vengo con algo distinto, literatura juvenil, y este libro en concreto resulta divertido y con un trasfondo importante. «Matilda», su autor Roald Dahl tiene otros títulos muy conocidos tal como Charlie y la fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante….., pero elegí este título dónde la historia me parece muy divertida y entretenida. Es muy amena su lectura es una lectura ya que va dirigida a los más jóvenes, eso no quita que ya de adultos no podamos leer algo así, es más, yo opino que es hasta conveniente, pues esto hace que cultivemos nuestro niño interior y no lo perdamos nunca, y también porque tengas la edad que tengas a todos nos apetece pasar un rato divertido.

De este cuento decir que fue pasado a película como otros títulos del autor, y ya sabéis que yo recomiendo lo primero el libro y luego la película para ponerle cara a los personajes y situaciones, pasareis un rato muy agradable tanto con el libro como en pantalla, y si tenéis peques y aun no la han visto ya tenéis otro pretexto para no dejar pasar la ocasión de leerla o verla. Yo creo que tengas la edad que tengas te gustará. Además a pesar de haber visto en la televisión merece mucho leerse el libro ya que en la gran pantalla solo es una pincelada de sus  muchas aventuras que pasa.

Matilda es una niñita que ha sido muy precoz al año y medio ya hablaba correctamente y poseía un vocabulario más extenso que algunos adultos. Lejos de que esto a sus padres les pareciera increíble, se limitaban a quejarse de lo mucho que hablaba, estaban muy lejos de lo que la niña añoraba, unos padres buenos, cariñosos, comprensivos, honrados e inteligentes, pero tenía que aguantarse con lo que le había tocado. A los cuatro años ya sabía leer perfectamente, y su ingenio crecía con ella. Un día decide hacer uso de esa inteligencia para vengarse de sus padres cada vez que se porten mal con ella.

A los cinco años y medio empieza el cole, allí conoce a la dulce señorita Honey y a la cruel señorita Trunchbull, directora del centro y a los que todos temen. Y como no, aquí también se dan situaciones a los que Matilda tendrá que enfrentarse, incluso a la señorita Trunchbull.

matilda