Y aquí os traigo el postre de la novela «Se prohíbe mantener afectos desmedidos en la puerta de la pensión». Y este postre es un flan de huevo casero, que nada tiene que ver con los que podemos comprar en el supermercado, el sabor de este es inconfundible.
Vamos a la cocina…
Dificultad: Fácil-media (intento ser muy objetiva en lo de poner la dificultad, me cuesta un horror, pues casi todas las recetas que os traigo me parecen que son fáciles, aunque luego hablando con amigos al respecto me dicen que no lo son tanto. Si en alguna ocasión veis que estoy equivocada acerca de la dificultad puesta, no dudéis en decírmelo y la cambiaré).
Ingredientes:
- 400 ml. de leche.
- 100 ml. de nata fresca.
- 4 huevos.
- 100 gr. de azúcar.
- 1 vaina de vainilla.
Para el caramelo:
- 50 gr. de azúcar.
Ponemos el horno a precalentar a 170º
Vertemos la leche en un cazo junto con la vaina de vainilla, lo ponemos al fuego y llevamos lentamente a ebullición. Retiramos del fuego y dejamos infusionar con la vaina durante media hora. A continuación añada la nata a la leche.
Preparamos el caramelo.
En un cazo ponemos los 50 gr. de azúcar, sin dejar de remover hasta que hierva y el azúcar esté dorado y se caramelice. (Para que el caramelo sea más fluido se le puede añadir 2 cucharadas de agua al azúcar)
Vertemos el caramelo en el molde o moldes individuales. Reservamos.
En un bol ponemos los huevos junto con el azúcar y batimos. Retiramos la vaina de vainilla de la leche y vamos incorporándola en forma de hilo sobre los huevos batidos a través de un colador y sin dejar de remover.
Vertemos la mezcla en nuestro molde o moldes individuales, lo ponemos al baño María en una bandeja con agua hirviendo que cubra 1/3 de nuestro molde.
Horneamos durante 30-40 minutos hasta que los pinchemos con un palillo y este salga limpio.
Los dejamos enfriar a temperatura ambiente, y una vez fríos los meteremos en el frigorífico durante unas 4 horas
batimos