Blog · relatos · reseña de libros

No todo es tan malo…

Y continuamos con nuestra novela de Los caracoles no saben que son caracoles.

Clara está muy saturada con todo lo que lleva encima, y el padre de sus hijos no se lo pone nada fácil. El hombre tiene buena voluntad, pero es un auténtico desastre para los negocios, y para este nuevo no fue diferente. Monto junto con un amigo una tienda de móviles y la cosa no terminó de cuajar, o más bien, nunca cuajó. Esto por rebote le afecta también a Clara la cual lleva meses sin que le pase la pensión y tiene que hacer malabares con el dinero.

Eso sí, hay que reconocerle que es el mejor padre del mundo haciendo guerra de cojines con sus hijos. Clara lleva una semana llamándolo y la madre de él no para de ponerle excusas, así que harta de la situación se presenta en casa de su suegra (que es donde vive su ex). 

Este se encuentra en su cuarto y le explica la lamentable situación que tiene, Clara no da crédito a lo que le cuenta y cuando está a punto de marcharse entra Elisa, su suegra, y le dice,» _Hija te hecho torrijas para que le lleves a los niños. _ Es verdad. No me acordaba de que la semana que viene es Semana Santa. _ Están tan buenas que se deshacen en la boca.» Y es que nada como un dulce para suavizar las cosas. 

Y así con esas torrijas en la cabeza os dejo, para la próxima pasaros la recetilla, una receta que hacía mi abuela y que yo sigo haciendo. Para que esta próxima Semana Santa os animéis a preparar tan rico dulce y que en mi casa es tradición todos los años.

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