Continuamos con la novela de Javier Sierra, La cena secreta.
Y os pongo en situación. Nos encontramos en la iglesia de Santa María delle Grazie, Milán, allí se encuentran reunidos todos los hermanos en el claustro de los muertos en torno a cuerpo del hermano bibliotecario el cual apareció muerto en unas extrañas circunstancias.
Todo se desarrolla rápido, pues se teme que su cuerpo empiece a descomponerse y por esa razón deciden inhumarlo en la mayor brevedad posible.
La ceremonia fue rápida, dio la sensación de que los hermanos tenían prisa por ir a cenar antes de que oscureciera.
De hecho «…los frailes murmuraban sobre el arroz con legumbres que los esperaba o los pastelitos de miel que aun sobraban de navidad».
Y quedándonos solo con la parte dulce del relato, voy a realizar esos pastelitos de miel que están para chuparse los dedos, aunque con la vuelta de los días de calor y asueto, hemos de volver a la vida un poco más sana, pero sana es la miel y un poquito de dulce con moderación no hace daño a nadie.
Una respuesta a “Nada tan dulce como la miel.”